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Confianza: Cómo obtenerla, conservarla, medirla y recuperarla

Es un hecho que la disminución de la confianza en nuestras instituciones y la creciente incapacidad del público para diferenciar entre la verdad y la mentira están en su grado más alto.

Esto lo podemos simplificar en un término “La decadencia de la verdad”, término utilizado por Rand Corporation y que hace referencia a la creciente incapacidad de la sociedad para distinguir la realidad y la ficción. Profundizando en su estudio, destaca que nuestra sociedad se enferma con la decadencia de la verdad.

Acuñado por Rand Writer, la decadencia de la verdad hace referencia al creciente desequilibrio en el discurso político y civil entre los hechos y la opinión. Por un lado, la confianza en la interpretación analítica de hechos y datos, y, por otro lado, las opiniones y actitudes personales. Un equilibrio que parece estar cambiando cada vez más a favor de este último.

4 Tendencias de la decadencia de la verdad

1.- Aumento del desacuerdo sobre los hechos y la interpretación analítica de los hechos y los datos. Por ejemplo, la discusión sobre la necesidad de vacunas o el impacto de los humanos sobre el cambio climático.

2.- Una línea muy tenue entre la opinión y los hechos. El ejemplo clásico es la proliferación de columnistas y bloggers, y las filas cada vez más reducidas de periodistas entrenados.

3.- El volumen creciente y la influencia resultante de la opinión y la experiencia personal sobre los hechos. Por ejemplo, canales de redes sociales que ocultan datos verificables con noticias falsas.

4.- Disminución de la confianza de fuentes de información objetiva antes respetadas. Incluyendo caídas significativas en la confianza del público y la confianza en el gobierno, los periódicos, los libros, el poder judicial y el ejecutivo.

Rand Writer no es el primero, ni será el último, para comparar estos tiempos locos con antecedentes históricos. Tomemos como uno de los muchos antecedentes el de los años 1920-1930. El nacimiento del periódico y la radiodifusión, las redes sociales de aquellos días. Ambos sirvieron para amplificar el sensacionalismo de los muchos escándalos alimentados por el sexo y el alcohol de los tiempos. Luego vino la Gran Depresión, que acabó con la confianza de casi todos en el gobierno y las instituciones financieras, ¿pero que hace diferente lo que se vive hoy?

Hoy nuestra confianza en instituciones como el gobierno y los medios es mucho más baja que nunca. Y nunca antes el nivel de desacuerdo sobre los hechos objetivos y los hallazgos científicos ha sido tan pronunciado.

Rand cita varias causas potenciales de la decadencia de la verdad:

  • Sesgo cognitivo. Nuestra inclinación natural es ponderar la experiencia personal sobre datos y hechos.
  • Cambios en los sistemas de información. Incluyendo: el aumento en la velocidad y el volumen del flujo de noticias impulsado por las redes sociales y el ciclo de noticias de 24 horas; el surgimiento de canales de noticias descaradamente partidistas; la presión de aumentar las ganancias de las fuentes de noticias; y la facilidad con que se pueden diseminar noticias falsas.
  • Un sistema educativo que no tiene los medios financieros o de otro tipo, para mantenerse al día con los cambios en el proceso de información. En otras palabras, no se nos enseña a ser pensadores críticos o votantes informados, se nos enseña a ser solicitantes de empleo.
  • La polarización política, económica y social que canaliza a las personas hacia «lados» opuestos, cada uno con su propia narrativa y perspectiva.

Rand es muy claro en que este estudio es preliminar y se necesita mucha más investigación para producir soluciones concluyentes. Pero ofrece algo de esperanza:

El único tema constante en las épocas anteriores de la decadencia de la verdad es el auge del periodismo de investigación.

Necesitamos cambiar la manera en que comunicamos datos y hechos. La investigación ha demostrado que la forma en que se comunican los datos y los hechos puede determinar el grado en que se cree. Si se presentan de manera no amenazante o neutral, o, mejor aún, articulados por un escéptico, la credibilidad aumenta.

Aquí  algunos consejos prácticos para conservar la confianza:

  1. No digas «sin comentarios» cuando los datos y hechos estén en tu contra. No es ciencia especial: si actúas como si tuvieras algo que esconder, entonces la gente pensará que estás ocultando algo.
  2. No te escondas detrás de lo legal. Entendemos que las áreas legales en las organizaciones tienen buenas intenciones y están tratando de proteger a la institución. Pero también lo son las comunicaciones corporativas. Si el sistema legal responde a una situación delicada o sospechosa con «sin comentarios», entonces no están ayudando. La gente naturalmente sospechará lo peor.
  3. No dañes el medio ambiente. Sea lo que sea que hagas, asegúrate de hacerlo de forma segura y sostenible.
  4. No sobornes a nadie, en ningún lado. Si el año 2017 nos enseñó algo, es que si estás involucrado en corrupción o soborno en cualquier parte del planeta, entonces volverá a perseguirte en tu hogar.
  5. No te hagas político. Es difícil mantenerse completamente fuera de la política en estos días; hay buenas posibilidades de que te siga a donde quiera que vayas.
  6. No mientas. Si dices que el cielo es anaranjado, pero todos pueden ver que el cielo es realmente azul, entonces las personas no van a confiar en ti.

Recuerda, la confianza es el ardid perfecto para el éxito de las campañas de Relaciones Públicas.

**Traducción y adaptación del artículo: Your Guide to Trust: How to Get It, Keep It, Measure It, and Regain It publicado en The Measurement Advisor.

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